El arte macabro está vinculado estrechamente al mundo moderno, a la conciencia individual y a la libertad creativa, que integra la ironía y el sarcasmo no sólo ante la muerte sino también frente a las diferencias sociales y a las tragedias personales o colectivas. De ahí la modernidad del “mito” Posada.
Guadalupe Posada es creador de las populares caricaturas de calaveras, que satirizaban la imagen de personajes que vivieron en la época en que Porfirio Díaz gobernó México. Políticos, revolucionarios, bandoleros y personajes de la burguesía porfiriana, son parte de las caricaturas más reconocidas de Posada y es más que un símbolo nacional, posee sin duda una dimensión internacional por lo cual las visiones estrictamente nacionalistas son hoy insuficientes.
Si bien Posada no es el crítico de la dictadura que los grabadores de la Gráfica Popular reconocieron, la veta política se encuentra desde su formación original en el taller de José Trinidad Pedroza en Aguascalientes, lo cual se expresa en sus “primicias litográficas”, además de ser el motivo de su cambio a la ciudad de León, Guanajuato, en el año de 1872. La prudencia con la que trataría la crítica política, que no abandonaría, marcaría sus posteriores trabajos.
La llegada al taller de Antonio Vanegas Arroyo en la Ciudad de México detonó la creatividad y originalidad de Posada, a través de una práctica común de los impresores: ilustrar las hojas sueltas en donde se informa de los casos raros, de los demonios que azotaban a la población en una crítica social saludable, de los dramas de la miseria (la ira, la avaricia, etc.), de las posibilidades del amor, en fin de las calaveras que le han dado a Posada un lugar especial en la historia social del arte y que nutrieron las vanguardias de la primera mitad del siglo pasado.
Fuente:
http://www.aguascalientes.gob.mx
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